Mi ama de pequeña me explicaba que era importante aprender a oír, ver y callar, pero no sólo eso, sino que también debía saber hablar en el momento adecuado.
El callar vino conmigo de fábrica, además me esforzé en aprender su lección y tanto es así que me acostumbré a callar demasiado. Siempre encontraba algún motivo para hacerlo. Unas veces callaba por no dañar al otro; otras por no provocar una discusión; la mayoría de las ocasiones por no oír gritar; y muchas, muchas veces por inseguridad y timidez. Algun@s dirán ¿tímida tu? bueno tengo mi punto tímido jeje. Después de mucho tiempo de callar lo que debía y lo que no las consecuencias se notaron. Mi lado rebelde estaba harto, el conformista aburrido y el sumiso quería ser rebelde. Un compañero me pasó la dirección de su blog y me animó para que abriese uno. No lo hice inmediatamente pero pronto me atreví. Y así, comencé mi camino por la blogosfera.
El blog que abrí es muy diferente a este, aunque supongo que se nota que es mío. Al final soy yo la que escribo y lo que plasmo es mí carácter, a pesar de haber evolucionado con el tiempo. Espero que la evolución haya sido a mejor :P. Luego vino el blog compartido en el que ya comencé a contar azucaradamente, muy azucaradamente una parte de mi historia. Aquello terminó, pero no así el blog del que me apropié. Y entonces es cuando llegó el momento del cambio. Tenía que seguir hablando pero desde la cotidianeidad de mi interior, desde mi propia cotidianeidad, desde Mi Historia. Así fue como llegué hasta aquí.
Cierto es que desde que empecé con Mi historia, hasta ahora, esto ha cambiado mucho, yo he cambiado mucho. Y sin embargo, aún habiendo cambiado, tanto el blog como yo seguimos siendo los mismos, la esencia, los principios, el carácter siguen estando ahí.
PD.: Por cierto el primer blog bollo que leí fue el de la desgra. Con él fui consciente de que estaba metida en un armario del que algún día iba a salir. Pero esto es otra historia.